RESILIENCIA

LA CULPA ES UNA NOVIA MUY FEA

Hoy queridos amigos lectores, os contaré la verdadera historia de la culpa.

Porque no siempre fue fea. Hubo un tiempo en que la culpa brillaba por su ausencia. Era bella y hermosa. Muy hermosa. A la par que discreta. Todo era alegría y brisa fresca. La gente la admiraba al verla pasar por sus calles. Irradiaba felicidad y desprendía un mágico encanto.Los amigos florecían como las setas en otoño. Salían a borbotones.

Pero un buen día, su suerte cambió de la noche a la mañana. Sin previo aviso. Se volvió triste y desdichada. Y fea. Muy fea. Quedó sola. Desde entonces, ya nadie quiso bailar con ella. Y acabó convirtiéndose en la novia más fea con la que nadie se quiso casar …

«Yo no tengo la culpa.»

Cinco palabras. Cinco palabras con las que intentamos justificarnos y evadir la responsabilidad ante las consecuencias de nuestros actos. Es mucho más fácil culpar a los demás que hacer balance y autocrítica de nuestros errores. Ya lo dicen. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Y sin embargo, es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio. YO y sólo YO soy el primer y último responsable de mis actos. De todo lo que me sucede. Recordadlo siempre. Y si aún así, no somos capaces de cambiar una situación, nos enfrentamos al reto de cambiarnos a nosotros mismos.

Así que, amigos míos, dejad en paz a la pobre e indefensa culpa, porque aquí los únicos culpables de lo que nos sucede (o al menos, de la actitud con la que afrontamos nuestros problemas) somos nosotros mismos …