RESILIENCIASALUDTACTICAS

¿CÓMO NO DEJAR PARA MAÑANA LO QUE PUEDES HACER HOY?

¡Hola de nuevo RESILIENTES!

Me gustaría hablaros de una recurrente estafadora del tiempo: la procrastinación. Y.. ¿qué es eso de procrastinar? Nada más y nada menos que retrasar el inicio de tareas ineludibles, incluso a unas pocas horas antes del plazo de entrega. Somos conscientes de que teníamos tiempo para prepararlo con antelación pero ¿por qué llegamos al extremo?

Lo que algunos considerarían pereza, es en el 99% de los mortales consecuencia de falta de motivación, miedo a romper expectativas (propias y/o ajenas) o exceso de perfeccionismo. A ello se suma la falta de control emocional o la percepción falta de recursos para organizarlo.

Al procrastinar, anticipamos emociones negativas y tratamos de evitarlas a como dé lugar (así pues, no posponemos la tarea en sí, sino el miedo al fracaso y a no cumplir lo que se espera de uno). Somos sin duda alguna, hedonistas: “buscamos el placer y evitamos el dolor”.

Lejos de hacérnoslo más fácil, iniciamos maratones interminables delante del ordenador las 24-48 horas antesAdemás, perjudica nuestro ritmo biológico (sueño, hambre..) y se dispara el nivel de ansiedad ante la presión temporal. A su vez, los demás nos perciben como personas poco comprometidas y/o irresponsables, y desaprovechamos ese tiempo valioso del que paradójicamente, nos quejamos que no disponemos.

Una vez llegados a este punto.. ¿quieres seguir dejando para mañana lo que puedes hacer hoy? Si la respuesta es NO, necesitas incrementar el grado compromiso hacia la tarea y de ello, dependerá en última instancia tu éxito. Pero ¿cómo lo hacemos?

(1) Observando nuestro comportamiento: anotar dónde y cómo retrasamos las tareas, así como lo qué sentimos y pensamos. En este sentido, la práctica diaria de mindfulness resulta muy útil al permitir atender a nuestros pensamientos y emociones, reconociéndolos sin emitir juicios de valor. ¡Éste es el primer paso para regular nuestras  emociones!

(2) Redefiniendo nuestros objetivos y clasificándolos según prioridad. Lo ideal es elaborar listas diarias de objetivos y el tiempo necesario para cumplirlos. Debemos asumir que siempre quedarán tareas pendientes pero seamos realistas; a pesar de nuestro potencial de aprendizaje, no somos superhombres (por muy interesante que resultara el planteamiento nihilista) así que ¡PASO A PASO!

(3) Dividiendo cada tarea en etapas específicas y estableciendo la fecha de entrega para cada una. Sería recomendable anotarlo en un calendario (con recordatorios) para fortalecer el compromiso con uno mismo y con la tarea.

(4)  Estableciendo un plan de recompensas para aumentar nuestra motivación (por ejemplo, tachando de la lista los objetivos que cumplimos y definiendo actividades placenteras o hobbies para realizar una vez logrados los objetivos del día:  encuentros sociales, ir al cine, pasar tiempo con la pareja…).

(5)  Construyendo responsabilidad y desechando la culpa –  IMPORTANTE: si no cumplimos los objetivos del día, de nada sirve autofustigarse. En este caso, debemos asumir la responsabilidad de la situación (que NO la culpa),  definir nuevos objetivos y percibirlo SIEMPRE como una posibilidad de mejora.

(6) Sustituyendo el menos por el más en nuestro vocabulario: celebrando  y saboreando el éxito de haber finalizado cada una de las etapas. No se trata de una obligación menos que cumplir, sino de un éxito MÁS que cosechamos.

(7) Retirando del espacio de trabajo las distracciones que serán la excusa perfecta para descentrarte.

(8) Compartiendo con tus allegados tus objetivos y avances: el feedback que recibirás te hará mantener un rol responsable y ser más crítico constructivamente  ¡No tengas miedo de pedir opinión!

(9)  Y lo más importante: ¡EMPIEZA HOY MISMO! Rompe ese círculo vicioso, elimina esa falsa percepción de confort y ese miedo que impide que avances y que logres tus metas.

Éste es TU momento ideal para comenzar; entiéndelo como una carrera de fondo en la que es más sencillo y recompensante, invertir un esfuerzo día a día que hacer un último sprint sin entrenamiento, con riesgo de lesionarse. Cambia la imagen que tienes de ti mismo, y empieza a verte como un cumplidor, una persona puede comprometerse con su tiempo y que puede plenamente disfrutar de su ocio tras haber satisfecho sus obligaciones.

Después de esta reflexión, ¡vamos a empezar la semana con las pilas cargadas! Y no olvidéis lo que decía W. Feather: El éxito parece ser en buena parte cuestión de perseverar después de que otros hayan abandonado”.