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Papá / Mamá… mi odio parece invisible (IV)

¡Hola Resilientes!

Este es el cuarto y último artículo de la saga sobre Síndrome de Alienación Parental. Y a mi modo de ver, el más importante. Ahora que ya tenéis mucha información, básicamente teórica, es el momento de pasar a la práctica y saber qué podéis hacer y en qué os tenéis que fijar en el supuesto de que sospechéis de un SAP.

¿Cómo podríamos detectar y ayudar a prevenir un SAP?

Como en toda problemática de índole psicológica, la mejor forma de ayudar a alguien para que no desarrolle esa dificultad es la prevención. En este caso, puede resultar complicado, ya que inicialmente no hay forma de saber cómo reaccionará un padre ante una situación de divorcio, ya que en contra de lo que parece, los padres alienadores no suelen padecer ningún trastorno psicopatológico.

Lo que sí puede resultar más sencillo es una detección precoz basada en la observación. Para un correcto diagnóstico, es necesario un profesional entendido en la materia. Pero para hacer saltar las alarmas, cualquiera que pueda observar como es la dinámica familiar, podría ser de utilidad. Por este motivo, es necesario que se conozcan cuáles son los signos de alerta más comunes.

  1. El niño denigra al progenitor alienado con expresiones verbales ofensivas y conductas de rechazo, hecho que aumenta en frecuencia y cantidad en presencia del alienador.
  2. No trata al padre objetivo como un enemigo, sino como un desconocido odioso cuya proximidad le es agresiva.
  3. El progenitor alienado va comprendiendo poco a poco que prácticamente no maneja la situación y que no tiene control sobre su hijo, que es cada vez más tirano.
  4. El alienador no devuelve los hijos a tiempo, retrasando al máximo el momento del “intercambio”.
  5. Aparece sugestión física o sexual o de maltrato psicológico contra el otro progenitor.
  6. El menor posee justificaciones débiles, frívolas o absurdas para el desprecio, siendo estos argumentos aprendidos de parte del progenitor alienador a los que recurren constantemente.
  7. Cualquier acción realizada o verbalizada por el padre objetivo es transformada por el menor de forma conveniente para apoyar su rechazo.
  8. El menor posee una concepción dicotómica de sus dos progenitores, siendo el alienador el que representa todo lo bueno, adecuado y conveniente, y el alienado el que es considerado peligroso e inconveniente. Esto se extiende al pasado, incluyendo cualquier situación que el niño compartiera con el objetivo.
  9. El alienador no suele controlar su furia y espera a discutir, especialmente delante de la presencia del hijo/s.
  10. Es el propio menor el que se adjudica las decisiones sobre su comportamiento respecto al progenitor alienado, afirmando que la decisión de rechazarlo es completamente suya y defiende no estar influenciado por nadie.
  11. El menor empieza a mostrar indiferencia ante los sentimientos del padre/madre alienado. Empieza a huir o a rechazar al otro progenitor y a comportarse del mismo modo que su progenitor alienador.
  12. Verbaliza aspectos legales sobre la separación o el divorcio, impropios de su edad, las conversaciones empiezan a ser con monosílabos o más pobres que lo que solían ser,…
  13. Extensión de la conducta manipuladora a la familia extensa y red social. Los abuelos se vuelven altamente controladores ayudando al progenitor alienador.

Hace unos días, en Distrito Federal (México) entró en vigor la reforma de los artículos 323 del Código Civil y 200 del Código Penal, en la cual se establecen penas de entre 6 meses a 6 años de cárcel para los progenitores que pongan a su/s hijo/s en contra del otro progenitor. Creemos debate… después de los cuatro artículos sobre el tema, ¿Qué opináis al respecto?

Me queda mucho por contaros de un tema tan controvertido, pero no será hoy. Entonces, solo me resta haceros dos peticiones. Si os encontráis con un caso por el estilo, avisad a familiares y/o denunciad. Y Papás… pensad que son vuestros hijos, y que podéis amargarles la vida solo por perjudicar a la persona que una vez quisisteis. Que la venganza no sirve para nada, y mucho menos cuando destrozáis de esta manera a quienes pueden llegar a ser grandes personas.

Espero que os haya gustado esta saga de artículos, y os animo a que comentéis y opinéis.

¡Nos vemos pronto resilientes!