Yo, mí, me, conmigo (II)
¡Hola resilientes!
Recapitulando sobre la autoestima y los mensajes destructivos que inconscientemente nos mandamos a nosotros mismos….
Ante esto, ¿qué puedo hacer?
Lo primero aprender a escuchar mi discurso, a detectar estos pensamientos automáticos negativos que aparecen de forma inmediata, súbita y que si nos prestamos atención nos generan malestar e influyen en nuestras conductas. Una vez detectados, con ayuda de un profesional aprenderéis a corregirlos. A diferenciar los que son razonables de los que no. Y a preguntaros si son objetivos, útiles o exagerados. Hasta llegar a una conclusión (vuestra conclusión). Así, cuando aparezcan estos pensamientos que tanto mal nos hacen podremos neutralizarlos. Habremos trabajado en ello.
Aprender a aceptarse
Todos tenemos cosas positivas, cosas que podríamos mejorar, cosas que el hecho de mejorarlas nos supone un gasto demasiado elevado y decidimos no modificarlas y cosas negativas (o que para nosotros lo son) pero que poco o nada podemos hacer para modificarlas. ¿Has pensado en ello alguna vez?
Posiblemente aquí nos encontramos pensando que las cosas buenas que tenemos (¿Te han salido algunas?) son normales, que no son dignas de mención. ¡Te equivocas compañer@! Las cosas buenas que tienes pueden parecerte las más lógicas y mundanas. Pero seguramente si hiciéramos varias personas a la vez este mismo ejercicio no escribiríamos lo mismo. Por ello, te animo a hacer la prueba, y a valorar la lista de éxitos y cosas que (aunque te parezcan pequeñas) te hacen único, increíble y maravilloso. Valora esos éxitos, revísalos, amplíalos, déjalos en algún sitio visible donde puedas verlos con facilidad.
Tanto tiempo mandándote mensajes negativos requiere una terapia de choque. Al principio nos cuesta pensar en todo ello, pero poco a poco, acabamos cogiéndole el gusto a recordarnos también lo bueno o mejor dicho ¡¡¡sobre todo lo bueno!!!
¿Qué hago con las cosas que el coste-beneficio es demasiado elevado y decido no modificarlas? ¿Qué hago con las cosas que no puedo modificar?
Si he tomado esta decisión… ¿Hasta qué punto merece la pena y el esfuerzo criticarme sobre ellas? He podido hacer algo y he decidido no hacerlo pues no me compensa. Puedo invertir esfuerzos en asumir que no tengo, por ejemplo, tanto pecho como quisiera, o no soy tan ordenado como quiero, o mi nariz no es tan pequeñarespingonaperfectademodelo como yo la querría. Y que todo ello es así, lo cual no quiere decir que no tenga un valor, belleza, habilidades, actitudes, aptitudes y un largo etc…
Aprender a valorarnos
Como seres humanos tendemos a evaluarnos y compararnos. La tendencia de nuestra sociedad nos lleva a creer que somos valiosos cuando alcanzamos éxitos concretos, logros… y somos inútiles y desechables si no conseguimos lo anterior. Las personas con un concepto malo de sí mismos se evalúan negativamente (casi siempre, o siempre), minimizan cuantas cosas buenas tengan (casi siempre, o siempre). Y hago hincapié en una cosa: es estadísticamente imposible que alguien lo haga todo mal, lo tenga todo mal… y que lo poco bueno que se vea sea a su vez tan común, tan mediocre, tan normal. ¿Conocéis a alguien que lo haga TODO mal? ¿Conocéis a alguien que no tenga un montón de cosas buenas? ¿Por qué yo si lo tengo todo mal, y nada bueno?
Ante ello debemos volver a evaluar, reesctructurar esas dicotomías y pensamientos, trabajar las distorsiones cognitivas y las creencias irracionales que tenemos y dirigen nuestras cogniciones. Plantarles cara, evitar creérnoslas sin más…
Como digo siempre, ante este y cualquier problema emocional los psicólogos tenemos una formación concreta y muchísimas herramientas para poder ayudaros a mejorar, adquirir habilidades y sentiros mejor.
Nadie te va a querer si tú no lo haces. Cuando nos queremos nos valoramos, respetamos, escuchamos y no permitimos que nadie nos trate peor de lo que nos tratamos nosotros mismos.
Cuando no lo hacemos, y al ser los primeros y principales enemigos de nosotros mismos nos puede parecer lógico que los demás no nos traten lo bien que nos merecemos.
Otra cosa que quiero apuntar aquí es que los demás no son responsables de nuestros vacíos, guerras internas y machaque. No podemos pedirles que suplan lo que nosotros no nos damos. Nunca estarán a la altura de las circunstancias.
Quiérete, es un derecho y una obligación. Quiérete, amate, valórate, respétate, cuídate… No habrá trabajo mejor pagado que el mirarte al espejo y decirte: estoy encantad@ de haberme conocid@.