Maltrato psicológico en la pareja: breve introducción
¡Buenos días a todas y todos!
Hoy quiero hacer una introducción a la violencia psicológica en la pareja. Presentaré una serie de conceptos e iré ampliándolos y profundizando en próximas publicaciones. Me parece imprescindible definir de forma correcta algunos términos y destacar algunos indicadores de lo que son relaciones abusivas y desiguales.
La OMS define la violencia como el «uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones» Según la OMS la violencia implica intención, relación de poder desigual, incluye actos directos o por omisión, contempla las consecuencias inmediatas y a medio y largo plazo.
La violencia psicológica es un conjunto heterogéneo de comportamientos (Martos 2003) dirigidos a destruir los sentimientos y autoestima de la víctima, haciéndola dudar de su habilidad para procesar la información que percibe y limitando sus recursos para sobrevivir hasta ejercer control total sobre su existencia.
Algunos aspectos clave que nos ayudan a definir la violencia psicológica son:
- El tiempo que hace que el agresor progresivamente, de forma reiterada y acumulativa produzca en la víctima una lesión psicológica.
- Las víctimas están sometidas a fuerte presión emocional sin reconocer el origen de la misma e incluso sintiéndose responsables.
Algunas de los indicadores manifiestos de una relación desigual y de conductas destructivas, abusivas y violentas son:
- Existencia en la relación de situaciones de intimidación y manipulación constantes.
- Faltas reiteradas de respeto, abuso de autoridad y confianza.
- Control económico
- Comportamiento destructivo de la personalidad. Críticas, comportamientos tiranos, aislamiento, acoso
- Insistencia en considerar a la víctima loca, estúpida o inútil
- Culpabilizar, ignorar, despreciar. Tratarla como a una niña pequeña.
- Manifestar celos y sospechas continuas
- Dejarla plantada. No darle explicaciones, mentir…
- Elogiar y humillar alternativamente
- Amenazar con que la abandonará, golpear cosas, revisar sus pertenencias, correspondencia personal, conversaciones…
Estar en una situación de desequilibrio constante y/o maltrato produce en las víctimas consecuencias negativas como pérdida de la autoestima, aumento de la ansiedad y caída del estado de ánimo, atenta contra los derechos humanos básicos, sensación de pérdida de control, culpa, vergüenza, debilitación de las víctimas, aislamiento y fuerte estrés.
¿Hay posibilidad de cambiar estas situaciones?
Nuestra sociedad debe trabajar (entre otras muchas cosas) de forma constante e intensa en aspectos afectivos y mejoras psicosociales.
Uno de los aspectos donde debemos trabajar es en la concienciación general de una forma de violencia cuyas consecuencias personales, familiares, sociales y comunitarias tienen un coste increíble. Mejora en las leyes y en los programas de intervención. Pero sobretodo, prevención. La prevención necesita de pequeños y continuos cambios en todos los estratos sociales.
Se trata de generar en familias, escuelas y como conjunto social una nueva forma de vida emocional plena, equilibrada, alejada de estereotipos, roles y necesidad de poder o control del otro.
Es un arduo trabajo que empieza con cada uno de nosotros como modelos de los niños y niñas, adolescentes y demás adultos. Enseñarles a los niños y niñas a saber decir que no, valores como el respeto, solidaridad, cooperación; no sesgar sus juegos en «esto es de chicas», trabajo emocional: ¿Qué pienso?, ¿Qué siento?, ¿Qué hago?, ¿es normal sentir miedo, rabia, frustración? ¿Cómo puedo afrontar todos estos sentimientos de forma sana? Manejo y control de la ira, impulsividad y la frustración. Todo ello son conductas aprendidas (o mal aprendidas como por ejemplo usar la violencia para conseguir lo que deseo).
Para acabar os dejo con unos derechos que no debemos olvidar. TENGO DERECHO A…
1) El derecho a recibir buena voluntad de la otra persona.
2) El derecho a recibir apoyo emocional.
3) El derecho a ser escuchado por la otra persona y a ser contestado con cortesía.
4) El derecho a tener puntos de vista propios, aun cuando la otra persona tenga otros puntos de vista.
5) Derecho a que reconozcan mis sentimientos y experiencias como reales.
6) Derecho a pedir disculpas ante bromas o chistes ofensivos.
7) El derecho a recibir respuestas claras e informativas a preguntas que conciernan a lo que tiene legítimamente que ver conmigo.
8) Derecho a vivir libre de acusaciones y culpas.
9) Derecho a que hablen respetuosamente acerca de mi trabajo e intereses.
10) Derecho a vivir libre de críticas y juicios.
11) Derecho a recibir aliento.
12) El derecho a vivir libre de ataques de rabia ajenos.
13) El derecho a ser llamado/a por un nombre que no me desvalorice.
14) El derecho a que me pidan las cosas de forma respetuosa, y no por órdenes.
Un abrazo
¡Feliz semana!