RESILIENCIASALUDTACTICAS

¡Escúchate, valórate, respétate!

¡Buenos días a todas y todos!

Hace unos meses escribí: nada será más tuyo que tú. Pienso en ello mientras recuerdo la importancia de sabernos escuchar, valorar, respetar y querer.

En numerosas ocasiones me encuentro con pacientes totalmente entregados a los demás, capaces de todo por ayudar al otro, con una disposición increíble a entender y querer a los demás… pero cuando se trata de sí mismos me encuentro con que no saben hacerlo. Incluso llegan a sentirse egoístas y culpables por pensar en sí mismos.

Me parece imprescindible que aprendemos a cuidar mucho y muy bien de cada uno. Ya que si lo hago aprenderé a…

  1. Escucharme. Algunas de las preguntas que me voy a hacer son  las siguientes: ¿Qué pienso? ¿Qué siento? ¿Qué quiero hacer? Lo que estoy haciendo ahora ¿me hace feliz? ¿Me siento bien aquí y ahora? ¿Es esto que me preocupa realmente tan importante? ¿He aprendido algo? ¿He sido leal a mis principios? Las respuestas a estas preguntas sólo me llevaran a encaminarme hacía el segundo punto…
  2. Valorarme. Mi valor no depende de mis éxitos o fracasos, de comparaciones con otras personas. Mi valor está en todo lo que soy. No voy a castigarme más por mis errores. No voy a echarme en cara todo lo que no hice o pude hacer mejor. A tiempo pasado todas las respuestas se ven claras
  3. Respetarme. Si me escucho y me valoro será más fácil respetar mis deseos, necesidades, emociones y pensamientos. Los míos valen tanto como los de todas las personas que me rodean. No más, pero tampoco menos.
  4. Darme mimos: tanto físicos como afectivo-emocionales. Abrazarme, darme caprichos, estar conmigo, buscar tiempo por y para mí. Sin sentirme egoísta, sin robar tiempo a nada. Por qué creo firmemente que si tenemos tiempo para juzgarnos, enfadarnos, compararnos y dañarnos podemos invertir ese tiempo en decirnos y hacer cosas que nos gustan y nos hagan sentir bien:  tomarnos una ducha un poco más larga, mirarnos al espejo y sonreírnos, escuchar nuestra canción favorita, dar un pequeño paseo al sol, llamar a nuestra persona favorita, cocinar algo, ir al cine…
  5. Centrarme en las cosas y personas que son realmente importantes. Lo demás, aunque suene a tópico, es superfluo. Las cosas pueden ser más fáciles una vez estamos donde y con quien queremos estar. Haciendo (no siempre, sería utópico pero más a menudo) esas cosas sencillas que tanto nos gustan. ¿Cómo nos sentimos tras una tarde de risas y confidencias con nuestra gente? ¿Con esa llamada de alguien que nos quiere y nos pregunta cómo estamos? ¿Tras esos abrazos que unen todas las piezas del puzzle y te quitan el frío? ¿Cuándo tenemos detalles con las personas que nos hacen felices?
  6. Aportar más sonrisas a los días. Yo creo que con todo lo anterior la sonrisa vendrá sola. Decía Chaplin que un día sin reír es un día perdido. Y de cada vez creo que tiene más razón. ¿Qué te hace reír hasta en los días de mayor tormenta mental? Podemos prepararnos un kit de primeros auxilios para esos días. Una cajita con fotos, frases, recuerdos, canciones que nos hagan sentir mejor que ponga arriba “Abrir sólo en caso de emergencia.
  7. Tranquilidad. Alejándome de todas las personas, situaciones, circunstancias tóxicas  que pueda. Yo no elijo algunas de las cosas externas que me ocurren. Pero si elijo como me enfrento a ellas. Hay batallas que son un acierto si simplemente no las libramos. Hay momentos en que tener razón no es lo más importante. ¿Cuántas veces luchamos a muerte contra cosas que no sólo dependen de nuestra persona negándonos a aceptarlas? ¿Cuántas heridas extra nos hacemos con ello?
  8. Tomarnos menos enserio.  Cómo digo muchas veces a mis pacientes: no vemos la vida tal y como es. La vemos tal y como somos/estamos nosotros. Si nos complicamos la complicamos, si vamos un poquito más ligeros de equipaje (poses, necesidades irreales, enfados tontos, malestares innecesarios, personalizando todo a nuestro alrededor…) todo será más fácil. Somos mucho más que nuestros pensamientos negativos. Somos seres simplemente extraordinarios y únicos.

Un abrazo resilientes

Trataros bien y quereros mucho