Papá / Mamá… no se porqué, pero te odio (I)
¡Hola Resilientes!
Os presento la que va a ser mi primera saga, la cual va a constar de cuatro artículos relacionados todos entre sí por tratarse de la misma temática. Es un tema algo espinoso, bastante actual y que suele ser poco visto en las redes sociales por la poca información que generalmente de él se posee y por las controversias que puede suscitar.
Los niños también pueden tener habilidades relacionadas con la resiliencia, y en muchas ocasiones incluso superan a los adultos dándonos grandes lecciones de vida sin saberlo. Pero en otras se ven desbordados por una situación que no comprenden. Esto ocurre sobre todo cuando sus referentes, sus padres, entran en conflicto y se producen peleas y discusiones que terminan en un divorcio contencioso conflictivo.
Dentro de este ámbito, una de las peores situaciones en las que puede verse inmerso un menor es en el divorcio de sus padres cuando alguno de ellos lo usa como instrumento para perjudicar al otro. En esas situaciones, se dan diversos procesos que implican un conflicto de lealtades en el niño. En estos artículos hablaremos sobre la problemática que genera más y peores consecuencias a medio y largo plazo, del Síndrome de Alienación Parental (SAP).
¿Qué es el SAP?
El Síndrome de Alienación Parental (SAP) fue definido por el psiquiatra Richard Gardner como “un desorden que se desarrolla principalmente en el contexto de las disputas por la custodia de los hijos. Aunque el conflicto es en mayor medida entre los padres, pueden presentarse otros tipos de figuras, como por ejemplo padres vs. Segundas parejas, padres vs. Abuelos, padres vs. Otros familiares, etc. Es principalmente la manifestación de una campaña de rechazo del niño contra uno de sus progenitores, campaña que no tiene justificación por el comportamiento de este. Es el resultado de la combinación de la programación del padre adoctrinador y la propia contribución del hijo en la denigración del padre objetivo.” (Gardner, 1998). Dicho en palabras más simples, se trata de un cambio de comportamiento del niño con uno de sus progenitores (u otros) debido a la influencia y a la enseñanza de las ideas del otro progenitor, ideas que el menor hace propias sin justificación alguna.
Esa nueva conducta del menor hacia el padre alienado es de rechazo, el cual tiene su origen en una campaña sistemática de injurias y desaprobación que el padre alienador dirige hacia el hijo con la intención de que se enfrente con el progenitor objetivo.
El niño, asimila las ideas que le inculca el progenitor alienador motivado por la necesidad de su estima y afecto, evitando de este modo el rechazo con el que le castiga siempre que el menor manifieste alguna conducta de acercamiento con el padre objetivo. De este modo, poco a poco el menor va asimilando esas ideas como suyas, incorporándolas a una normalidad impuesta y manifestándolas con total naturalidad. No obstante, es incapaz de argumentar esas verbalizaciones. Para el menor simplemente son, sin explicación. En este punto suele (dependiendo de la edad del niño) manifestarse el odio hacia el progenitor alienado, incorporando nuevas ideas y verbalizaciones ya propias del niño.
Hay factores como la edad del menor, su nivel madurativo y su capacidad de expresión emocional que interfieren en el grado de severidad del síndrome. Pero esto… ya es otro punto, y por tanto otro artículo. De momento os dejo con toda esta información. Leedla y releedla, y pensad a ver si conocéis a alguien con estas características. En breve… ¡la segunda parte de la saga con muchos puntos interesantes sobre el tema!
Un abrazo a tod@s.